Tal vez suene un tanto exagerado para muchos que yo pretenda encontrar mi salvación en unas cuantas personas creando universos increíbles a través de notas musicales, silencios con sentido, voces elocuentes, guitarras estridentes y percusiones desafiantes, sin embargo así es, exagerado o no, me parece imposible salvarme a mí misma buscando dentro de mí, por ello recurro a The Mars Volta.
Otro día de locura, sinsentidos y descuidos.
Otro día vacío, sin propósito, sin destino.
Estoy abrumada, perdida, adormecida.
Busco en el consumo la satisfacción inmediata porque es lo que se me ha enseñado a hacer para sentir que tengo espacio en este mundo. Me originé en la mentira, creyendo que ser como uno es, no es más que lo incorrecto.
Pero The Mars Volta me enseña que todo está bien, que puedo respirar, sentir y llorar. Beber un trago o dos o tres, marearme un poco, perderme mucho.
¿Cómo cargas con el peso de lo que enfrentas día con día si no consumes en el proceso?
Todo es consumo: las imágenes que miras, la música que escuchas, los olores que percibes, los liquidos que bebes, las caricias que recibes. ¿Por qué castigamos el consumo? ¿Por qué nos castigamos a nosotros mismos? ¿Por qué nos perdermos en mentiras despiadadas?
Porque pensamos que queremos ser correctos, vivir en la ansiedad de alcanzar esos estándares que constantemente nos destruyen. Queremos vivir en la mentira, en el sinsabor de la vida; queremos ser correctos porque nos amarán... Aunque del amor nadie entienda.
¿En qué momento me he perdido? ¿En qué momento me recupero? ¿Cómo alcanzo mi bienestar sin estar buscando el bienestar del otro? ¿Cómo busco no rebasar la línea entre lo que quiero y lo que otros buscan? ¿Cómo me alejo del ego y el egoísmo que este conlleva? ¿Hasta que punto ser correcto es incorrecto?
